Con una embajada en Colombia, la República de Turquía afianza los lazos económicos y políticos que ha fomentado con fuerza desde mediados de la década de 1990 con América Latina. Su llegada demuestra la creciente importancia geopolítica de la región en el contexto global.
Desde el final de la Guerra Fría en diciembre
de 1991, América Latina se ha ido convirtiendo en espacio de llegada y
surgimiento de acciones geopolíticas, en principio derivadas en alcances
globales. Dos de los momentos más importantes se han presentado durante
la presidencia de Hugo Chávez, quien reintrodujo de forma abierta a la
Rusia postsoviética en la región, y luego de afianzar las relaciones,
que han tenido un fuerte componente de compra de material bélico por
parte de Venezuela, este país hizo lo necesario para convertir a China
en uno de sus grandes aliados económicos y diplomáticos, para finalmente
incorporar en la región al régimen iraní presidido por Mahmud
Ahmedinejad.
En este entorno, ha sido visible el cambio de posición que ha tenido Brasil al pasar de potencia hegemónica subregional a potencia emergente global, y generar un pulso importante con las principales potencias que tienen asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU. Ello con el fin de obtener un reconocimiento amplio de su papel internacional y un lugar con derechos plenos en el mencionado Consejo. En este pulso fue notorio el reciente acuerdo turco–brasileño con Irán para buscar una salida al “problema” nuclear, en el que las dos fuerzas emergentes asumieron como garantes de los procedimientos y las intenciones iraníes. Detrás de dicha actuación surgió un fenómeno novedoso: dos países de mediano poder desafiaron las posiciones de las grandes potencias y fijaron el surgimiento de nuevos cauces geopolíticos. Sin embargo, también evidenció una relación reciente e inusual entre dos culturas tradicionalmente lejanas: Turquía y Latinoamérica.
Incursión en América Latina
Desde la fundación de la moderna, secular y democrática República de Turquía en 1923 por parte del líder Mustafa Kemal Atatürk, hasta inicios de la década de 1990, las relaciones de este país con América Latina se caracterizaron por su baja intensidad. Sin embargo, ante los cambios geopolíticos en la posguerra fría, el Gobierno de Turquía inició una ofensiva diplomática que se concretó con la primera visita oficial de un mandatario turco a la región: el ex presidente Süleyman Demirel a Argentina, Brasil y Chile en 1995. Desde entonces, Turquía ha abierto o fortalecido embajadas en diferentes países latinoamericanos (Argentina, Brasil, Chile, Cuba, México, Venezuela), ha firmado acuerdos de cooperación económica y comercial con la mayoría de naciones y ha experimentado un incipiente pero importante intercambio cultural que motivó, en el 2009, la apertura de un Centro de Estudios de América Latina en la Universidad de Ankara, en la capital turca.
Ante estos avances diplomáticos, la República de Turquía, con más de 75 millones de habitantes y ubicada estratégicamente entre el oeste de Europa, el occidente de Asia Central, el sur de Rusia y el norte de Oriente Medio, ha representado para América Latina la oportunidad de estrechar lazos con una de las economías emergentes de mayor proyección en su región, a pesar de las características culturales propias de cada país.
Turquía en Colombia
En el escenario de cambios geopolíticos globales, en el que Latinoamérica juega un papel receptivo de creciente importancia, Turquía tomó la decisión de abrir una embajada en Bogotá, enmarcada en los planes estratégicos de política exterior presentados por su cancillería en el 2006. En la actualidad el comercio binacional se acerca a 168 millones de dólares, y aunque aún es un intercambio pequeño, superó los 8 millones de dólares que se registraban en el año 2000.
En esta relación comercial Colombia adquiere de Turquía básicamente productos industriales, mientras le vende artículos agropecuarios y de extracción minera.
Según las declaraciones del embajador de Turquía en Colombia, Cemil Ferhat Karaman, la apertura de la embajada obedece a la decisión de su país de hacer presencia estratégica en América Latina, no como un contrapoder respecto a otras naciones de Asia Central o de Oriente Medio, sino como un socio para los países más importantes de este subcontinente, en donde Colombia “es el cuarto más importante”. Así, Turquía da un paso adelante con relación a los instrumentos binacionales firmados, en especial desde 1991, como el acuerdo de cooperación cultural, el memorando de entendimiento para la consulta política entre los ministerios de relaciones exteriores del 2001, el acuerdo para la extensión de visas para pasaportes oficiales y el acuerdo de cooperación comercial del 2006.
¿Oportunidades perdidas?
Con el inicio de relaciones diplomáticas plenas en Colombia y el proyecto de apertura de embajadas en otros países del continente, Turquía avanza en el fortalecimiento y expansión de su estrategia de entendimiento con los gobiernos de las principales economías de América Latina. Pero también responde a la presencia de países de Asia Central en la región, especialmente de la República Islámica de Irán, con la que Turquía, gobernada actualmente por el presidente Abdula Gül y el primer ministro Recep Tayyip Erdogan, ha dado un giro estratégico en su política exterior, creando la apariencia de un posible acuerdo entre dos gobiernos islamistas.
Es importante mencionar que Turquía e Irán no son los únicos países de Oriente Medio que han reconocido el valor geopolítico de América Latina. En los últimos años Israel ha estrechado fuertes vínculos con Colombia y Chile, mientras Arabia Saudita ha empezado a aprovechar algunos escenarios abiertos por Brasil y Venezuela. En este entorno, Colombia adquiere un valor geopolítico importante y se abre a múltiples posibilidades de inversión y de intercambios económicos y comerciales. Además de estrechar lazos diplomáticos con protagonistas de primer orden en el contexto mundial.
Empero lo anterior, Colombia no ha reaccionado de forma correspondiente. Solo tiene un consulado en Estambul, mientras la embajada que atiende los asuntos diplomáticos es la que existe en Austria con carácter concurrente y desde la cual atiende a más de una decena de países de Europa Central. Esta posición puede indicar que nuestro país no interpreta adecuadamente lo que significa geopolíticamente este acercamiento turco, que más allá de las explicaciones diplomáticas, deja entrever una voluntad política que le otorga importancia destacada a Colombia con respecto al tratamiento diplomático existente hasta ahora y que requería básicamente de comunicación con la embajada de Turquía en Venezuela.
En este entorno, ha sido visible el cambio de posición que ha tenido Brasil al pasar de potencia hegemónica subregional a potencia emergente global, y generar un pulso importante con las principales potencias que tienen asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU. Ello con el fin de obtener un reconocimiento amplio de su papel internacional y un lugar con derechos plenos en el mencionado Consejo. En este pulso fue notorio el reciente acuerdo turco–brasileño con Irán para buscar una salida al “problema” nuclear, en el que las dos fuerzas emergentes asumieron como garantes de los procedimientos y las intenciones iraníes. Detrás de dicha actuación surgió un fenómeno novedoso: dos países de mediano poder desafiaron las posiciones de las grandes potencias y fijaron el surgimiento de nuevos cauces geopolíticos. Sin embargo, también evidenció una relación reciente e inusual entre dos culturas tradicionalmente lejanas: Turquía y Latinoamérica.
Incursión en América Latina
Desde la fundación de la moderna, secular y democrática República de Turquía en 1923 por parte del líder Mustafa Kemal Atatürk, hasta inicios de la década de 1990, las relaciones de este país con América Latina se caracterizaron por su baja intensidad. Sin embargo, ante los cambios geopolíticos en la posguerra fría, el Gobierno de Turquía inició una ofensiva diplomática que se concretó con la primera visita oficial de un mandatario turco a la región: el ex presidente Süleyman Demirel a Argentina, Brasil y Chile en 1995. Desde entonces, Turquía ha abierto o fortalecido embajadas en diferentes países latinoamericanos (Argentina, Brasil, Chile, Cuba, México, Venezuela), ha firmado acuerdos de cooperación económica y comercial con la mayoría de naciones y ha experimentado un incipiente pero importante intercambio cultural que motivó, en el 2009, la apertura de un Centro de Estudios de América Latina en la Universidad de Ankara, en la capital turca.
Ante estos avances diplomáticos, la República de Turquía, con más de 75 millones de habitantes y ubicada estratégicamente entre el oeste de Europa, el occidente de Asia Central, el sur de Rusia y el norte de Oriente Medio, ha representado para América Latina la oportunidad de estrechar lazos con una de las economías emergentes de mayor proyección en su región, a pesar de las características culturales propias de cada país.
Turquía en Colombia
En el escenario de cambios geopolíticos globales, en el que Latinoamérica juega un papel receptivo de creciente importancia, Turquía tomó la decisión de abrir una embajada en Bogotá, enmarcada en los planes estratégicos de política exterior presentados por su cancillería en el 2006. En la actualidad el comercio binacional se acerca a 168 millones de dólares, y aunque aún es un intercambio pequeño, superó los 8 millones de dólares que se registraban en el año 2000.
En esta relación comercial Colombia adquiere de Turquía básicamente productos industriales, mientras le vende artículos agropecuarios y de extracción minera.
Según las declaraciones del embajador de Turquía en Colombia, Cemil Ferhat Karaman, la apertura de la embajada obedece a la decisión de su país de hacer presencia estratégica en América Latina, no como un contrapoder respecto a otras naciones de Asia Central o de Oriente Medio, sino como un socio para los países más importantes de este subcontinente, en donde Colombia “es el cuarto más importante”. Así, Turquía da un paso adelante con relación a los instrumentos binacionales firmados, en especial desde 1991, como el acuerdo de cooperación cultural, el memorando de entendimiento para la consulta política entre los ministerios de relaciones exteriores del 2001, el acuerdo para la extensión de visas para pasaportes oficiales y el acuerdo de cooperación comercial del 2006.
¿Oportunidades perdidas?
Con el inicio de relaciones diplomáticas plenas en Colombia y el proyecto de apertura de embajadas en otros países del continente, Turquía avanza en el fortalecimiento y expansión de su estrategia de entendimiento con los gobiernos de las principales economías de América Latina. Pero también responde a la presencia de países de Asia Central en la región, especialmente de la República Islámica de Irán, con la que Turquía, gobernada actualmente por el presidente Abdula Gül y el primer ministro Recep Tayyip Erdogan, ha dado un giro estratégico en su política exterior, creando la apariencia de un posible acuerdo entre dos gobiernos islamistas.
Es importante mencionar que Turquía e Irán no son los únicos países de Oriente Medio que han reconocido el valor geopolítico de América Latina. En los últimos años Israel ha estrechado fuertes vínculos con Colombia y Chile, mientras Arabia Saudita ha empezado a aprovechar algunos escenarios abiertos por Brasil y Venezuela. En este entorno, Colombia adquiere un valor geopolítico importante y se abre a múltiples posibilidades de inversión y de intercambios económicos y comerciales. Además de estrechar lazos diplomáticos con protagonistas de primer orden en el contexto mundial.
Empero lo anterior, Colombia no ha reaccionado de forma correspondiente. Solo tiene un consulado en Estambul, mientras la embajada que atiende los asuntos diplomáticos es la que existe en Austria con carácter concurrente y desde la cual atiende a más de una decena de países de Europa Central. Esta posición puede indicar que nuestro país no interpreta adecuadamente lo que significa geopolíticamente este acercamiento turco, que más allá de las explicaciones diplomáticas, deja entrever una voluntad política que le otorga importancia destacada a Colombia con respecto al tratamiento diplomático existente hasta ahora y que requería básicamente de comunicación con la embajada de Turquía en Venezuela.